Sobre mí

Me llamo Ana y soy quien anda entre ovillos y agujas dándole forma a “Puntadas Nómadas”, el proyecto que refleja mi pasión por las lanas y por las puntadas tanto a punto de dos agujas como a ganchillo.

Tejer me conecta con la sabiduría ancestral trasmitida de generación a generación y no he dejado de hacerlo desde que aprendí de niña con mis abuelas, dos grandes tejedoras con dos agujas. Más tarde aprendí a tejer a ganchillo con amigos de mi entorno y de muchos lugares del mundo a los que he tenido la suerte de visitar.

Con “Puntadas Nómadas” quiero compartir esta pasión en clases donde contagiar estos saberes y la satisfacción que reporta la creación de un objeto hecho por un@ mism@ como en talleres de tejido colectivo con un fin comunitario. Creo que tejer puede ser una revolución tanto individual como colectiva y considero que la lana tiene un inmenso valor natural que debemos recuperar.

Tras estos años de tejedora, sé que tejer tiene algo terapéutico, ayuda a concentrarse y a estimular el lado creativo del cerebro, así como a evadirnos y a desconectar de los ruidos externos. Al ritmo del choque de las agujas o del juego del ganchillo, vas entrando en una especie de trance que te calma el ritmo frenético del cuerpo y de la mente, y al mismo tiempo, hace volar tu imaginación y tu energía creativa. Como dice la autora de los cuentos “La tejedora de vidas: tejer es como una danza de dedos que une las órdenes del cabeza y del corazón sin perder de vista el impulso que te mueve”.

Además, tejiendo nuestras propias prendas nos revelamos al mundo de la moda impuesta y al fast fashion que destruye el planeta, personalizando los tejidos a nuestro gusto y medida y poniendo en valor las fibras y materiales sostenibles que nos cuidan.